Varios


Algunos poemas de JUAN PASTOR

 

 
 

  CLARIDAD DE LA NADA
Devenir, (Barcelona 1987)

Es la luz y la supuesta claridad de la nada, quien se apodera, y nos empuja hacia el color.

 I

METÁFORAS

         Cuando nos llega la voz y estamos pegados al color de la frontera; a esa línea futura  que se pierde sostenida tras la mirada, sin recuerdos ni alternativa.
        Cuando llegamos y nadie nos evoca su perfil, ni la sombra que nos deja la ilusión de unas veladuras en  transparencias de matiz..
        Cuando nada pasa y estamos. Fueron. Son momentos. Estancias de una luz que agoniza, sobre la raíz desesperada y precipitadamente temporal.

 

 METÁFORAS DEL SUEÑO

Así es como recorres la cara
y te acercas a esa larga,
                                          cambiada
y morena ruta del tiempo.

Catedrales de luz en el horizonte.

Sombras de historia que recuerdas
y una mancha de surcos,
que nos divide en secciones
                                                  y acerca.

 

 

 

METÁFORAS DEL MAR

                  I
Este mar enaltecido que avanza
tras el paréntesis de la espera.
¡Este mar! La caricia que se alarga
con sus olas de llanto y blancura.
Con sus tardes en calma
y sus raíces de hiel en primavera.

¡Sí! Este mar que se agita,
que me hace brotar de la nada
y soñar,
que me lanza y golpea;
que me arrastra y protege hacia la voz,
eres tú. Caricia de silencio
y rostro caído en la sombra.

                  II
Mar de las alturas.
Latir acompasado de la voz,
que nos coge por la cintura
y contorneos de lenguaje.

Ahora, se reagrupan en pasado
para romper en partes la esperanza,
               mientras que la mar se lenifica
y recobra su silencio.
               ¡Mar de las alturas!
                Enarbolada, y repetitiva presencia 
               del recuerdo.

                  II

Todo fue, como la visión, estatua
del llanto que muere sin remedio.
Como las indolentes y pausadas injusticias
del recuerdo
sobre mentes trastornadas;
o como el retoagresivo del presente,
cuando la vida penetra, se funde
y rompe nuestra intimidad.

                    ***

Tras los cristales; una nube de polvo.
Un clamor de movimientos inexplicables,
y la desesperada observación del ahora
que se pregunta y reitera en su mudez.

Pero la imagen y circunvisión de lo vivido,
nos conduce por entre lazos de sucesión
que desaparecen y se integran;
allá, por la proceridad y recovecos de la mente.

La frontera ha roto su promesa.
Ahora, es el futuro quien se confiesa
y nace con la duda.

El presente, ha muerto en manos de la dualidad.
Y es el silencio, o tal vez la frontera
con sus limitaciones y deseos de voz,
quien puede llegar a darnos
                                             la respuesta.

                    ***

Como una mezcla rota de colores
- amarillo, blanco, violeta, azul y verde -.
Y como un canto que se pierde,
nace la duda por entre la sombra
para dejar que la claridad prevalezca,
tras la devastación y mito.

La frontera,
pisotea cada tarde nuestra luz.

Y el azul del viento se muestra favorable,
me rodea, y se queda entre mis dedos.
¡Es el miedo a la ruptura!

A esa caricia truncada por la mirada,
que difícilmente
podrá dar alcance y semen
                                           hacia la gravidez.

                     *****

Verde Paolo  Veronés, cobalto. Tierra verde
donde el hombre se encarniza
para dejarnos su fantasía y frontera.

Verde. Tierra verde, ocres amarillos y siena.

La fantasía vuela. Corren las caricias
y tú, cada vez más cerca;
me haces cantar por entre tu piel de luz
aunque limitado, y cogido por el miedo.
Que sea la cálida luna y sus reflejos
la que nos ahogue y envuelva;
en tierra sombra tostada,
o laca granza y azul.

                    

                         ***

Entelequias y cielos que aletean en cobalto.
Malva; rojizo cadmio y oscuro,
tolvaneras de luz en colores ocres y siena.

Como una lanza sostenida por el vuelo,
corre por la caricia en longitud
con largos dedos de embriaguez,
donde la sonrisa se cubre con heridas
y dobladuras lanceladas por la frontera.

¡Todo liso como el color y la luz!
Y el tiempo, sosegado misterio,
caricia en laca granza oscura y cadmio.
Serena realidad, de posturas y de voz..

                       III

Hay una párvida rosa que se pierde;
que reaparece para sobrevivir de la nada
y que, cuando rompe su blancura,
se deja sentir tras de sus pétalos,
la mirada rota
y la combustibilidad del sol,
a media tarde y en primavera.

 

                    *** 

¿Cómo abrazar la palabra cuando vuela?
Recorrer la distancia entre la luz y la niebla;
entre esa deseada ruptura de lo real
y su camino de lucidez hacia la voz.

¿Pero, cómo alcanzar la palabra?
El elemento vivo de la luz
y la mirada tendenciosa del silencio
cuando desaparece la tarde
y la noche se rompe en pedazos.

¡Sí! ¿Cómo puedo reasumir la palabra,
si no sé, ni conozco sus recuerdos?

                      **

Estamos ahí; donde amanece
y la caricia del recuerdo se precipita;
desaparece, y rompe el ritmo candente,
sutil y lento de la monotonía.

Cómo vivir en paz y para la paz.
¿cómo dejar los dedos sin sombra
y la mirada lacia ante la esperanza?

Nadie tiene la respuesta;
el recuerdo se agota, y agoniza la tarde.
La luz, ha muerto para la sombra.

Pero no mires hacia la tarde.
Lo eterno y lúcido, jamás agoniza
ni desaparece con la luz.

Si te sientes, si realmente vives
entre esas dos columnas de luz;
entre la claridad y su esbelta sombra,
prevalece siempre a ritmo de línea y horizonte.
Pero no pienses nunca, en mirar hacia la tarde.  

 


 

ATINGENCIAS

Con dibujos de Marín García 
El Sornabique, Béjar. (Salamanca, 1996).

 

 

 

               I
Es como un espacio en blanco.
Como una nube que se acerca
para caminar, para recorrer la luna
y dejarme así, junto a tu voz.

Es como la duda que avanza
y acaricia mis dedos...
cuando sueño con esa  mancha de color,
que se dibuja en el tiempo y la distancia

 
                      II
No le pidas a la luna que venga.

Que se acerquen los dedos de mi sombra,
de horizonte  y espacios de luz que recuerdo.

Pero no le pidas a la luna que venga.
Deja pasar la línea horizontal de la frontera
que se rompe y nos une,
                                            cuando en silencio
recorremos el paisaje.

¡Pero no!
No le pidas a la luna que venga,
para sobrevivir y soñar en la duda.

 

 

 

 

 


                       III
Entre dos líneas de color que sobreviven,
como el cuadrad, 
                               y su profundidad...
en línea hacia la luz.

Pero tú me haces recordar cuando vivo,
el blanco de tu piel sobre mis dedos,
el agitado mar y azul de tu mirada
y ese caminar de largo, cuando amanece.

Pero no le pidas a la luna que venga.

Deja mis pasos juntos al recuerdo,
donde pueda tocar la distancia,
acariciar el punto entre dos líneas
y el espacio diferencial de su volumen

Pero no le pidas a la luna que venga.

Romper la duda que nos oprime,
significa permanecer en la nada y caminar,
Dejar el viento...
y las ocultas consecuencias de la línea,
sobre mis dedos de horizonte.

¡Pero no!
No le pidas a la luna que venga
y déjame descansar junto a ti,
en profundidad
                         y formas de futuro.